Las obras del Metro en la Avenida Constitución, en el área metropolitana de Nuevo León, han desencadenado un caos vehicular sin precedentes. A pesar de que el Gobierno estatal prometió en repetidas ocasiones que no habría afectaciones graves para la circulación, la realidad que enfrentan diariamente miles de conductores es totalmente distinta: embotellamientos prolongados, traslados que se extienden por horas y un malestar generalizado entre la población que se traslada a sus trabajos o escuelas.
El cierre de los carriles exprés de Constitución ha generado un efecto dominó en la movilidad urbana. Las avenidas principales y las calles interiores de colonias vecinas también están completamente saturadas. Este escenario, que debería haber sido previsto y atendido con estrategias eficientes de gestión vial, se ha convertido en el mayor dolor de cabeza para los ciudadanos de Guadalupe y Monterrey.
El gobernador Samuel García, quien desde el inicio de su administración se comprometió a impulsar proyectos de movilidad sin afectar la vida diaria de los ciudadanos, enfrenta ahora una fuerte crítica social. La falta de planeación y el incumplimiento de promesas se han convertido en la constante de su gestión en materia de infraestructura.
Otro día caótico en la jungla vial de #Monterrey para sorpresa de nadie. Leones y Constitución se llevan el premio. pic.twitter.com/E0MmYVQFFI
— Nelson Valdez (@nelvaldez) July 9, 2025
Promesas incumplidas y molestia ciudadana por obras del metro
En su momento, el Gobierno estatal aseguró que las obras del Metro se ejecutarían utilizando un “método constructivo innovador” que evitaría cierres totales y garantizaría el acceso a propiedades, además de mantener el flujo del transporte público. Estas declaraciones, que sonaban alentadoras, resultaron ser meras promesas que no resistieron la prueba de la realidad.
Apenas comenzaron los trabajos de cierre en los carriles exprés de la Avenida Constitución, se desataron largas filas de vehículos y un ambiente de frustración en la ciudadanía. Lo que se anunció como “molestias menores” se transformó rápidamente en un problema estructural para la movilidad regiomontana.
Además, el impacto no se limita únicamente a las principales avenidas. El tráfico ha invadido calles secundarias y colonias residenciales, complicando la vida cotidiana de quienes antes no se veían afectados por el tránsito pesado. Vecinos de estas zonas han manifestado su inconformidad, al señalar que ahora tardan mucho más tiempo en llegar a sus destinos, incluso durante horarios que antes eran considerados “valle” o de baja afluencia.
La molestia ha escalado a tal grado que muchos ciudadanos exigen medidas urgentes para mitigar el impacto. Sin embargo, hasta el momento, las acciones oficiales han sido limitadas y poco efectivas, alimentando aún más la percepción de que la administración estatal improvisa y carece de un plan sólido.
Propuestas para reducir el caos en obras del metro
Ante el descontento generalizado, autoridades de tránsito de Nuevo León han planteado como solución temporal la implementación de un contraflujo en la Avenida Morones Prieto. La idea es habilitar carriles exprés en sentido contrario durante ciertas horas, aprovechando que por la mañana el volumen vehicular en esa vía es menor.
Mientras tanto, los operativos para agilizar el flujo vehicular en avenidas como Chapultepec, Eloy Cavazos, Benito Juárez, Ruiz Cortines y Miguel Alemán continúan, pero los resultados son limitados. La saturación no solo se presenta en las horas pico tradicionales, sino que se ha extendido a prácticamente todo el día, evidenciando la magnitud del problema.
El gobierno estatal sigue sin ofrecer una fecha concreta para la finalización de las obras y el restablecimiento total de la circulación en Avenida Constitución. Muchos ciudadanos se preguntan hasta cuándo deberán soportar esta situación y si realmente habrá mejoras al final del proceso.
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