La Ecovía en Nuevo León atraviesa uno de los momentos más críticos desde su inauguración. Lo que hace una década se presentó como un sistema de transporte moderno, capaz de mejorar la movilidad metropolitana, hoy es reflejo del deterioro institucional y de la falta de planeación. Estaciones sin clima, carriles destruidos, cajeros automáticos en desuso y camiones convertidos en chatarra forman parte del panorama cotidiano de los pasajeros, quienes además deben soportar la saturación en horas pico.
Pese a que el Gobierno estatal ha destinado recursos millonarios y que en su momento justificó una requisa como medida de emergencia, la Ecovía no logró convertirse en la solución prometida. En cambio, ha generado una larga lista de quejas, dudas sobre el manejo financiero y sospechas de decisiones improvisadas que hoy mantienen al sistema en un estado de precariedad.
Estaciones Y Carriles Deteriorados
Uno de los puntos más visibles del colapso de la Ecovía en Nuevo León es el abandono de su infraestructura básica. Estaciones que deberían servir como refugio para los pasajeros carecen de ventilación o clima, lo que convierte los traslados en un reto durante los meses de calor. Cajeros automáticos viejos y fuera de servicio agravan el malestar, ya que obligan a los usuarios a buscar alternativas poco prácticas para recargar sus tarjetas.
En avenidas como Ruiz Cortínez y Lincoln, los carriles exclusivos que fueron diseñados para garantizar la fluidez de los autobuses muestran un deterioro alarmante. Balizas dañadas, arrancadas o inexistentes han eliminado, en algunos tramos, la separación que aseguraba la circulación del transporte masivo. El abandono es tal que un encargado de la estación Guerrero admitió que las quejas más frecuentes de los pasajeros son el calor insoportable y la falta de cajeros en funcionamiento.
El sistema que en 2014 fue presentado por el entonces Gobernador Rodrigo Medina como un Bus Rapid Transit (BRT) de última generación, con tarifas más altas que el promedio nacional, perdió rápidamente la confianza de la población. Apenas meses después de su arranque, los usuarios lo rebautizaron como “Transmetro Monterrey-Guadalupe”, en alusión a las deficiencias que empezaron a multiplicarse.
🔴 Más de una década y la Ecovía sigue igual: cajeros que no sirven, estaciones sin clima, carriles destruidos y camiones chatarra. Pero claro, el gobierno de Samuel presume modernidad mientras el transporte público se cae a pedazos.
— La Razón NL (@Larazon_nl) September 1, 2025
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Requisa Y Administraciones Fallidas
El colapso de la Ecovía en Nuevo León no es reciente. En octubre de 2016, el Gobernador Jaime Rodríguez, “El Bronco”, decidió requisar el sistema, entonces operado por un consorcio privado de transportistas. Su argumento fue claro: rescatar un proyecto que no cumplía con las expectativas. Sin embargo, lo que debía ser una medida temporal se convirtió en una administración permanente por parte del Estado.
La situación se complicó en febrero de 2023, cuando el Tribunal de Justicia Administrativa declaró ilegal la requisa, señalando irregularidades en el procedimiento. A pesar de ello, el Gobierno estatal continuó operando el sistema. Más de ocho años después, los resultados son evidentes: la Ecovía sigue dependiendo de préstamos para subsistir.
En su informe financiero del cuarto trimestre de 2024, Metrorrey reveló que los adeudos del sistema con el Gobierno estatal ascendieron a 191 millones 860 mil pesos, un 6% más que los 180 millones reportados al cierre de 2023. En lugar de eficiencia, lo que se observa es un incremento constante de la deuda y un deterioro progresivo del servicio.
Camiones Verdes, Más Problemas
Una de las apuestas del actual Gobernador Samuel García para “modernizar” la Ecovía en Nuevo León fue la incorporación de nuevas unidades conocidas como “camiones verdes”, adquiridas en China. Sin embargo, esta medida, lejos de representar una solución, trajo consigo nuevos problemas.
En la estación de Valle Soleado, en Guadalupe, varias de estas unidades permanecen estacionadas y descompuestas, convertidas en un auténtico yonque. Transportistas han señalado que los autobuses fueron comprados sin un plan de mantenimiento adecuado y sin capacitación suficiente para los mecánicos locales. Además, las refacciones no están disponibles en el mercado nacional, lo que dificulta la reparación y prolonga las fallas.
El resultado es que una parte considerable de la flotilla está inactiva, lo que genera tiempos de espera más largos para los pasajeros y una saturación mayor en las horas pico. Testimonios como el de Joel Soto, usuario frecuente, evidencian la magnitud del problema: “En la mañana y en la noche, en las horas pico, está muy lleno”, afirmó.
Usuarios Entre La Saturación Y El Olvido
La situación de la Ecovía en Nuevo León es doblemente preocupante porque afecta directamente a miles de personas que dependen de este transporte para trasladarse a su trabajo, escuela o actividades cotidianas. La saturación de camiones, sumada al calor en estaciones sin ventilación y a los cajeros fuera de servicio, genera una experiencia que los usuarios califican como caótica y desgastante.
Las autoridades, lejos de dar respuestas inmediatas, han apostado por soluciones que generan más incertidumbre. Una de ellas es la migración hacia una aplicación móvil de pago que reemplazaría a los cajeros automáticos. Sin embargo, según fuentes internas de la Ecovía, el proceso se está realizando sin un plan claro, lo que hace temer que las terminales actuales “se dejen morir” y los usuarios enfrenten mayores complicaciones para recargar sus tarjetas.
Diez años después de su inauguración, la Ecovía refleja no solo el fracaso de un proyecto de movilidad, sino también la incapacidad de las administraciones estatales para garantizar un transporte digno y eficiente. Lo que alguna vez se anunció como una apuesta de modernidad terminó convertido en un símbolo del abandono institucional y del desgaste financiero.
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