El Informe de Samuel García volvió a presentarse sin el propio Samuel García. Por tercer año consecutivo, el gobernador de Nuevo León decidió no asistir al Congreso local para rendir cuentas sobre su gestión, dejando en su lugar al Secretario de Gobierno, Miguel Flores, con la encomienda de entregar el documento.
El mensaje fue claro: el gobernador prefiere entregar papeles que enfrentar preguntas.
Una Ceremonia Sin Gobernador Y Un Informe Sin Voz
El Congreso del Estado esperaba una sesión solemne.
Los diputados tenían listo el espacio para escuchar al mandatario hablar de sus avances, resultados y promesas cumplidas.
Pero la silla principal quedó vacía.
En su lugar, Miguel Flores llegó con un libro bajo el brazo, titulado “En tiempo y forma”, lema que el gobierno estatal ha utilizado para presumir eficiencia.
Un título que hoy suena más a broma interna que a compromiso público.
El secretario, acompañado de algunos legisladores afines, entró, dejó el documento en la Oficialía de Partes y se marchó sin responder preguntas.
Ni comparecencia, ni discurso, ni rendición de cuentas.
Solo un trámite.
Tres Años Seguidos Sin Rendir Cuentas
La ausencia del gobernador no fue sorpresa.
Desde 2022, Samuel García ha evitado asistir al Congreso en sus informes anuales.
Las razones siempre son las mismas: “temas de agenda”, “compromisos previos”, “otras prioridades”.
Sin embargo, la reiteración convierte la excusa en costumbre.
Y la costumbre, en desdén.
Por ley, el gobernador puede entregar el informe por escrito.
Pero por ética política, debería dar la cara.
El problema es que en el gobierno de Samuel, la legalidad se cumple al mínimo y la rendición de cuentas nunca se maximiza.
El Lema Que Se Burla De La Realidad
“En tiempo y forma” es el eslogan del informe, pero también el símbolo de su contradicción.
Porque, en realidad, ni el tiempo ni la forma acompañan a la gestión estatal.
El transporte público sigue en crisis, la inseguridad crece y los conflictos entre poderes mantienen al Estado en parálisis institucional.
Aun así, el documento promete logros, avances y transformaciones que pocos en la calle perciben.
¿De qué sirve hablar de progreso si ni siquiera se puede sostener la mirada ante los representantes del pueblo?
Esa es la pregunta que muchos ciudadanos se hicieron cuando vieron, una vez más, al gobernador ausente de su propio informe.
Un Gobierno Que Prefiere El Monólogo
Si algo ha caracterizado al estilo de Samuel García, es su gusto por el monólogo.
Habla cuando quiere, en sus redes, en eventos de inversión o en giras mediáticas.
Pero cuando llega el momento de rendir cuentas, desaparece.
El gobernador elige cuándo y cómo ser visto, pero evita los escenarios donde podría ser cuestionado.
Y esa selectividad ha convertido la política estatal en una puesta en escena sin diálogo, sin réplica y sin responsabilidad pública.
Su secretario lo dijo con naturalidad: “Ya cumplimos con la ley”.
Y quizás tenga razón.
Cumplieron con la forma, sí, pero fallaron rotundamente en el fondo.
Nuevo León, Un Estado Sin Respuestas
Cada año, el Congreso se convierte en el eco de una misma ausencia.
Los diputados escuchan el silencio del Ejecutivo y la ciudadanía recibe un libro lleno de promesas recicladas.
El gobernador asegura que su prioridad es “trabajar por las buenas noticias”.
Pero las buenas noticias no se firman, se explican.
Y para eso hay que estar presente.
Tres años sin presentarse ante el Legislativo son suficientes para entender el patrón:
Samuel García gobierna más desde el marketing que desde la rendición de cuentas.
El Informe De Samuel García, Una Rutina Sin Sorpresas
El informe ya se entregó.
Las cámaras captaron el momento.
Las redes oficiales publicaron la foto.
Y Nuevo León siguió igual.
Sin transparencia, sin diálogo y sin respuestas.
El Informe de Samuel García se ha convertido en un ritual vacío donde el gobernador ni siquiera se toma la molestia de asistir.
Mientras tanto, su administración continúa acumulando pendientes, justificando ausencias y repitiendo un eslogan que cada año suena más irónico.
“En tiempo y forma”.
Sí, claro.
Solo que el tiempo lo decide él… y la forma no importa.