Una nueva advertencia del gobierno de Estados Unidos ha encendido las alarmas sobre la situación de inseguridad en Nuevo León, particularmente en sus carreteras más transitadas. Aunque desde el Palacio de Gobierno se insiste en que hay avances en materia de seguridad, los recientes hechos contradicen esa narrativa.
El Consulado estadounidense en México emitió una alerta de viaje a raíz de los secuestros registrados en la carretera libre Monterrey-Reynosa, recomendando a sus ciudadanos extremar precauciones al transitar por esa vía. Se trata de una de las rutas clave para la conectividad entre el noreste mexicano y Texas, pero también una de las más peligrosas en la actualidad.
Este llamado internacional volvió a poner en duda la eficacia del gobierno estatal para garantizar condiciones mínimas de seguridad, especialmente en zonas rurales o fuera del área metropolitana, donde el crimen organizado sigue marcando presencia y generando temor.
El tramo Cadereyta-Los Ramones en la mira
La alerta publicada el 20 de junio se basa en “reportes creíbles de desapariciones”, según el comunicado oficial del Consulado. Los hechos que dispararon esta advertencia incluyen el caso de diez personas secuestradas, entre ellas los integrantes del grupo musical Los Juniors, quienes fueron interceptados en dicho corredor carretero y más tarde liberados.
La recomendación es clara: evitar la carretera libre Monterrey-Reynosa durante la noche, especialmente el tramo que va de Cadereyta a Los Ramones, donde se han concentrado los últimos incidentes. Asimismo, se sugiere a los viajeros optar por autopistas de cuota, debido a que ofrecen mayor vigilancia y menor probabilidad de encuentros violentos.
Cabe destacar que este aviso también fue respaldado por la Secretaría de Seguridad Pública de Reynosa, lo que evidencia que el problema rebasa las fronteras estatales y requiere soluciones coordinadas entre entidades.
🚨 La Embajada de Estados Unidos (@USAmbMex) en #México emitió este viernes una alerta de seguridad dirigida a sus ciudadanos, tras tener conocimiento de desapariciones recientes en la carretera que conecta Monterrey (Nuevo León) con Reynosa (Tamaulipas). pic.twitter.com/w7oN9ll9XB
— Michelle Rivera (@michelleriveraa) June 21, 2025
Inseguridad en Nuevo León bajo observación internacional
El Departamento de Estado de Estados Unidos mantiene a Nuevo León en un Nivel 2 de alerta, lo que implica un llamado a “ejercer mayor precaución”, sin restricciones formales para sus funcionarios que se desplacen en el estado. No obstante, el mensaje es contundente: los riesgos existen, y están bien identificados.
En contraste, Tamaulipas —estado vecino— continúa clasificado como Nivel 4, es decir, con la recomendación de no viajar bajo ninguna circunstancia debido al nivel de violencia. A pesar de que la clasificación de Nuevo León no es la más alta, el hecho de que se mantenga la advertencia reafirma que no hay confianza plena en las condiciones actuales.
La recomendación del gobierno norteamericano a sus ciudadanos incluye además planear los trayectos de día, evitar paradas innecesarias, monitorear medios locales y avisar a familiares sobre sus movimientos. Es decir, una guía pensada para transitar por un entorno que no es seguro, aunque oficialmente se diga lo contrario.
Cuestionan acciones del gobierno estatal
El gobierno de Samuel García ha insistido en que la seguridad en Nuevo León ha mejorado, pero los hechos recientes sugieren lo opuesto. La falta de control en caminos intermunicipales y la persistente actividad delictiva en zonas rurales han generado que incluso gobiernos extranjeros adviertan a sus ciudadanos sobre los riesgos de transitar por estas rutas.
Mientras el discurso oficial apunta a inversiones en infraestructura o acciones reactivas, como el despliegue ocasional de la Guardia Nacional, los resultados no han sido suficientes para disuadir a los grupos criminales ni para recuperar la confianza ciudadana.
El caso de Los Juniors no es aislado: en los últimos años, múltiples incidentes han sido reportados por ciudadanos y transportistas que denuncian asaltos, desapariciones y bloqueos. Sin embargo, muchos de estos casos no reciben atención pública, lo que evidencia una subestimación institucional del problema.
Organismos civiles y expertos en seguridad han advertido que el Estado carece de una estrategia clara e integral, y que los esfuerzos actuales se diluyen entre discursos de propaganda, falta de coordinación y ausencia de presencia sostenida en las zonas más conflictivas.
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