
Noruega está a punto de convertirse en un modelo global en cuanto a la movilidad eléctrica. Con el objetivo de eliminar las ventas de autos a combustión para 2025, este país ha alcanzado avances significativos, impulsados por una serie de incentivos clave que han convertido los autos eléctricos (VE) en la opción preferida de los ciudadanos noruegos. En un contexto en el que muchos países aún luchan por integrar este tipo de tecnologías, Noruega se destaca como un ejemplo de éxito, demostrando que la transición energética hacia vehículos más sostenibles no solo es posible, sino también atractiva y viable.
El camino hacia la movilidad eléctrica
En 2017, Noruega se fijó el objetivo de eliminar las ventas de autos a combustión para 2025. Al principio, muchos pensaron que este objetivo era casi utópico, especialmente considerando que el gobierno noruego estaba encabezado por Erna Solberg, conocida por su fuerte apoyo a la industria petrolera. Sin embargo, a medida que nos acercamos a esa fecha, el país está más cerca que nunca de cumplir este ambicioso propósito. De hecho, en septiembre de 2023, más del 90% de los autos nuevos vendidos en Noruega fueron eléctricos, un dato impresionante considerando que este tipo de vehículos solo representaba una pequeña parte del mercado hace solo una década.
Lo que parecía un sueño lejano ha sido posible gracias a una combinación de políticas públicas inteligentes y a la fortaleza económica del país proveniente de sus exportaciones de combustibles fósiles. Sin embargo, estos avances no han sido solo el resultado de la bonanza económica, sino de un esfuerzo estructural y sostenido del gobierno noruego, que desde 1994 ha implementado una serie de incentivos fiscales para fomentar la adopción de vehículos eléctricos.
Incentivos clave para la adopción de vehículos eléctricos
El punto de partida para el cambio hacia la movilidad eléctrica en Noruega fue la exención de impuestos a los vehículos eléctricos. En 1994, el modelo Think City, un coche eléctrico de pequeñas dimensiones, fue el primer vehículo eléctrico en recibir un beneficio fiscal al quedar exento del impuesto de matriculación. Este fue solo el primer paso en una serie de políticas que han ayudado a transformar el panorama del transporte en el país.
A medida que la tecnología de los vehículos eléctricos fue mejorando, el gobierno noruego amplió los incentivos para los propietarios de estos vehículos, agregando ventajas como estacionamiento gratuito, acceso a carriles exclusivos para autobuses, y exenciones de peajes y tarifas de circulación. En otras palabras, los beneficios no solo eran financieros, sino también prácticos, mejorando la calidad de vida de quienes optaban por un vehículo eléctrico.
Si bien algunos de estos incentivos han comenzado a disminuir en los últimos años, como la obligación de pagar una parte del IVA en modelos más caros desde 2023, los beneficios más importantes siguen vigentes. Gracias a estas políticas, Noruega ha visto cómo la adopción de vehículos eléctricos se ha disparado, especialmente en las grandes ciudades como Oslo y Bergen, pero también en localidades más remotas como el archipiélago Svalbard, en el Ártico, y el pequeño pueblo de Kirkenes, cerca de la frontera rusa.
Infraestructura y preparación para el futuro
El éxito de los vehículos eléctricos en Noruega no solo ha dependido de los incentivos fiscales. Un aspecto crucial ha sido la inversión en infraestructura adecuada para apoyar la adopción masiva de estos vehículos. Las estaciones de carga se han convertido en una parte esencial del paisaje noruego, con un número creciente de puntos de carga de alta velocidad en todo el país. Además, las cadenas de gasolineras tradicionales, como Circle K, están eliminando gradualmente los surtidores de gasolina para hacer espacio a los cargadores eléctricos, lo que ha facilitado aún más la transición hacia la movilidad eléctrica.
El sistema eléctrico del país también ha tenido que adaptarse a la creciente demanda de energía necesaria para cargar los vehículos. Los operadores de la red eléctrica noruega han enfrentado un aumento significativo de solicitudes para conexiones de mayor voltaje, lo que demuestra la alta demanda de infraestructura de carga en todo el país. En paralelo, los talleres mecánicos se han visto obligados a actualizar sus instalaciones y cualificar a sus trabajadores para manejar las baterías y otros componentes de los vehículos eléctricos.
¿Un modelo exportable a otros países?
A pesar de los éxitos de Noruega, muchos se preguntan si este modelo es viable en otras naciones, especialmente en aquellos lugares como México, donde los vehículos eléctricos aún tienen una penetración limitada. Si bien el contexto de cada país es único, Noruega ofrece lecciones valiosas que podrían ser aplicadas en otros lugares. La estrategia noruega demuestra que la clave está en los incentivos adecuados y en crear un ambiente que facilite la adopción de la tecnología, más que en la imposición de restricciones drásticas.
Por ejemplo, Noruega no ha prohibido completamente los autos de combustión, lo que ha permitido una transición más suave. A pesar de que se espera que las ventas de autos de combustión disminuyan drásticamente para 2025, estos vehículos seguirán siendo una opción en el mercado, pero el coste de propiedad de los vehículos eléctricos es mucho más bajo. Esto hace que los vehículos eléctricos no solo sean una opción más ecológica, sino también más económica a largo plazo, algo crucial para convencer a los consumidores.
En México, un país que enfrenta desafíos tanto en términos de contaminación como de congestión vial, adoptar políticas similares a las de Noruega podría acelerar la transición hacia la movilidad eléctrica. Si bien la infraestructura y los incentivos fiscales podrían ser un reto en términos de financiamiento, las experiencias de otros países demuestran que, con el enfoque adecuado, la transición puede ser exitosa.
El futuro de la movilidad eléctrica
En Noruega, los vehículos eléctricos ya representan más del 90% de las ventas de autos nuevos, pero el país aún está lejos de ver a estos vehículos dominar todo su parque vehicular. Aunque las estadísticas son impresionantes, los vehículos eléctricos solo constituyen una cuarta parte del total de autos en circulación en Noruega, y se espera que no superen el 50% antes de 2030. Sin embargo, las expectativas siguen siendo altas. Con más de 170 modelos eléctricos disponibles para elegir, Noruega es ahora un mercado donde marcas como Tesla y fabricantes chinos como Xpeng y BYD están compitiendo por la atención de los consumidores.
Si otros países, como México, implementaran estrategias similares con incentivos fiscales y una infraestructura más robusta, la transición hacia la movilidad eléctrica podría volverse una realidad tangible en poco tiempo. No se trata solo de mejorar el medio ambiente, sino también de crear una infraestructura más eficiente y accesible que reduzca los costos de transporte, mejore la calidad del aire y disminuya la dependencia de los combustibles fósiles. La historia de Noruega es una inspiración para aquellos que creen que un futuro más limpio y sostenible es posible.
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En resumen, Noruega se ha convertido en un ejemplo clave de cómo los incentivos fiscales y la infraestructura adecuada pueden transformar la movilidad urbana. Si otros países, como México, aplicaran un enfoque similar, podrían acelerar la adopción de vehículos eléctricos, reducir la contaminación y mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos.
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